sábado, 12 de enero de 2008

CINE: FARAON


Superproducción polaca que sorprende por su minuciosa reconstrucción del antiguo Egipto, hasta el punto de que uno tiene la sensación de haber sido transportado en el tiempo a la época de los faraones. El film arranca con el reinado de un Ramsés XII plegado en su gobierno a los dictados de la clase sacerdotal, algo que exaspera a su hijo el príncipe, joven impulsivo que llegará a ser Ramsés XIII, un faraón que nunca existió. Basándose en la novela de Boleslaw Prus, Jerzy Kawalerowicz aprovecha para pintar de modo vívido las intrigas palaciegas, en que el idealismo del futuro Ramsés XIII y su ingenuidad juvenil son presa interesante para los fenicios, que tratan de desbaratar el pragmático acuerdo que algunos sacerdotes tratan de suscribir con los asirios.

El film tiene un trasfondo claramente anticlerical -no olvidemos que se rueda durante el dominio comunista, que sin duda veía al catolicismo polaco como el "opio" de ese país-, al pintar a los sacerdotes como manipuladores que aprovechan fenómenos naturales como un eclipse para asustar al pueblo, y que rehúsan aprovechar el tesoro que esconde una pirámide para fortalecer al ejército. Algunas ideas como la esposa hebrea del faraón, no están del todo aprovechadas, y la insistente sensualidad podía haber sido más discreta. Pero ello no impide escenas brillantes, como la de la pelea de escarabajos con que arranca el film, o las ceremonias fúnebres del faraón. Rodada en Uzbekistán y en Egipto, el conjunto desprende un aire majestuoso, con mayor sensación de realismo que las clásicas producciones hollywoodienses.

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