sábado, 12 de enero de 2008

LA TIENDA DE LA ESQUINA


¿Cuántas empresas familiares llegan a esa fecha sin que se las cargue algún miembro de la familia? Una pregunta que surge en el comentario de Sergio, y bueno si que podría hablar mucho del tema, mas aun porque fui el continuador y el que cerro una empresa familiar. Pero en mi caso no fue culpa de ningún miembro de la familia, sino de los problemas que las pequeñas empresas familiares tienen en la actualidad. En el casco tenemos muchísimos ejemplos, y muchos cercanos que conozco muy bien ya que fui presidente de una asociación empresarial de zona durante varios años. Esta la especulación del suelo: para construir una zona de ocio y comercio por ejemplo, hay que eliminar todos los pequeños negocios que son poco rentables y que pagan una miseria por sus alquileres antiguos. Pronto una pequeña indemnización hará que el dueño, ya mayor y cansado de navegar contracorriente coja el dinero y corra. El especulador compra los edificios donde quiere actuar y deja que se degraden. Las tuberías se rompen, acuden ratas, y la zona comienza a decaer. Víctimas de todo esto comienzan a cerrar los negocios de menor nivel de supervivencia con lo cual dejan de ser atractivos para clientelas masivas. Los que aguantan esperando tiempos mejores pierden clientes cada día, es inviable invertir en ellos en mejoras y se quedan anticuados enfrente de los nuevos que comienzan a abrir. Los nuevos son creados por sociedades que solo buscan la rentabilidad del capital que puede conseguirse con un beneficio mucho mas pequeño que los demás, hay grandes empresas cuyos beneficios después de impuestos son de menos de un 10 por ciento, pero eso en grandes volúmenes es mucho dinero. Los dueños no trabajan y pueden contratar operarios que les permiten abrir 16 horas al día. Pueden jugar con los precios porque tienen su oficina de compras para sus múltiples establecimientos. Y lo peor la gente se deja encandilar con todo lo que hiele a nuevo y donde una decoración que al día siguiente ya es vieja pero que les parece atractiva o divertida. Entonces se olvidan del que ha estado toda la vida atendiéndoles, preguntándoles por su salud o de su familia, por el que le guardaba sus paquetes mientras hacia sus gestiones, y mil detalles mas. El comercio de toda la vida que suena tan bien, deja de serlo en la cabeza de las personas de siempre y pasa a ser el lugar cutre al que nadie quiere ir. Prefieren platos precocinados hechos con productos que afectaran a la larga a su salud, a la comida tradicional que defienden todas las revistas medicas. Prefieren quedarse con hambre comiendo esos platos de diseño a meterse un soberbio cocido en su estomago. Prefieren muchas cosas, como pagar tres euros por una tapa que no se sabe que es a pagar siete por un menú de dos platos, postre y bebida atentamente servidos por alguien de confianza. Pero bueno son tan solo detalles digamos sociales, no digo nada del control férreo de las inspecciones de sanidad, trabajo, hacienda, impuestos, permisos, cambios de normativa, leyes del tabaco, que los grandes parecen no respetar mientras que a los pequeños cualquier sanción les puede hundir. En definitiva, todo es muy complejo, es la evolución dinámica de la sociedad, y esperemos sea para bien. Algunos nos vamos a nuestra casa o a trabajar de otra manera, luego nos extrañaran como hicieron con el Plata que agonizo por la falta de clientela que luego sollozaba su desaparición. Punto y seguirá un día.......

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