sábado, 12 de enero de 2008

HAY AMORES ETERNOS QUE DURAN LO QUE DURA UN CORTO INVIERNO

Todos queremos oir palabras de eternidad, pensamos que el amor debe ser eterno, la amistad durar para siempre, que el trabajo dure hasta la jubilación, pero no dejan de ser deseos mas que realidades. Sin embargo necesitamos decirlo, pensarlo, oirlo. Es algo imprescindible para seguir adelante. Si el amor de tu vida te dijera que se acabara en dos años un mes y doce días, ¿quien se arriesgaría a comenzar esa etapa? Todo se resuelve con palabras como: para siempre, nunca, por los siglos, jamas, toda la vida. Todos hemos escuchado cualquiera de esas palabras y todos las hemos dicho, el problema es que las hemos escuchado y las hemos dicho muchas veces, y entonces cualquiera determinará que no se cumplieron.
¿ Y por que somos capaces de jurar tal fidelidad y marcar una etapa de tiempo tan amplia para luego no cumplir con semejante promesa? Cuando ya oyes esto una vez y no se cumple ¿cual debe ser nuestra reacción cuando lo oímos otra vez y quizás mas veces? Lo inteligente seria decir, eso ya lo oí antes, no te creo. Pero sabes que la otra persona te dirá que el no es como los demás , que no lo juzgues por otras personas anteriores. Ante esta afirmación ya es mas difícil poner una excusa y no queda mas remedio que confiar y darle credibilidad. Pero al final cuando todo se queda de nuevo en agua de borrajas y dices ¿acaso tu no eras especial y diferente a los demás? La respuesta que todos conocen y que dicen en este momento es : yo dije la verdad, en ese momento yo estaba seguro que las cosas iban a ser así pero con el paso del tiempo las circunstancias han cambiado y con ellas quedo relevado de mis promesas. Esto seria justo si la otra persona fuera la que ha cambiado pero normalmente suele haber una tercera persona por medio, que normalmente ni siquiera conoces, alguien que en un principio era un conocido, mas tarde paso a ser amigo, después amigo vip para acabar siendo amante.

Cuando hay un amante que compite contigo entonces se considera que las circunstancias han cambiado, has perdido la partida y tan solo te queda recordar que has vivido un corto invierno, aunque a veces te parezca que duro toda la eternidad.

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