sábado, 12 de enero de 2008

ARGENTINA, OMBLIGO DEL MUNDO

Un escritor argentino afincado en España hace muchos años publica un blog que se ha convertido en un libro en el que critica sarcásticamente a los españoles y la vida en España. No dudo que en algún momento el defenderá tanto a su país de acogida como a sus vecinos, pero como siempre los argentinos se creen el centro del universo, se creen los mas inteligentes, los mejor conversadores, los mejores amantes, se creen mas europeos que los europeos, piensan que Buenos Aires es la capital del mundo, y probablemente piensan que están por encima del bien y del mal y que ellos encargaron a Dios que hiciera el mundo a su imagen y semejanza. Así comienza su articulo criticando y marcando las distancias con sus vecinos latinoamericanos discriminando a ecuatorianos, bolivianos y peruanos como seres diferentes a ellos pese a vivir en el mismo continente.

En uno de sus artículos habla de los quioscos argentinos que parecen ser la tienda de la esquina de la que ya he hablado y que tanto defiendo, o como esos abarrotes que pueblan las ciudades de latinoamerica. Un lugar donde puedes comprar cualquier cosa que necesites a cualquier hora del día.

La economía argentina esta en continuo movimiento y nos sorprende con unos cambios que van de lado a lado. Unas veces han superado a muchos países europeos y otras veces han necesitado corralitos para poder seguir siendo un país y no una bancarrota. Quizás esa problemática hace que sean diferentes en el modo de pensar y de consumir. Quizás en España la gente no necesita comprar un alicate para las uñas a las 4 de la mañana porque puede que tengan mas de dos en casa. Quizás no necesite comprar alimentos a cualquier hora porque tiene la despensa llena después de su compra en el hipermercado. Dice este querido argentino que va a decir a sus compatriotas que vengan a España a montar quioscos para que solucionen de esta manera la vida de los españoles y por ende de ellos mismos. El quiere que los españoles se adapten a los argentinos que han venido a este país a buscar una mejora de su vida tan inestable allá en el cono sur. Siempre he defendido que hay que adaptarse al país de acogida. Cuando viajo a algún país de economía y tradiciones diferentes a las nuestras me avergüenzo de mucha gente que quieren exigir que todo este como lo encuentran en su casa: no comprenden que el transporte no sea puntual, que los hoteles no sean adecuados o que los horarios sean diferentes. No soportan ver la miseria ni que la gente sea diferente. Si hemos decidido visitar o vivir en un país debemos ser nosotros los que nos adaptemos a su modo de vida y no queramos cambiar a todo el resto. No exijamos un quiosco en cada esquina o un bidé con chorrito de agua caliente. No lo exijamos ni como algo irónico que nos ayude a escribir un libro. El respeto a las tradiciones debe ser algo necesario y aquí entono el mea culpa porque mi país en su etapa de conquistador quiso y cambio las maneras de vida de muchos países que pensaban y vivían de manera diferente. Quizás los argentinos son los que menos derecho tengan a la protesta`porque son en su mayoría descendientes de europeos de mil sitios diferentes. Ellos han creado un país a su aire, y hay que respetarlo siempre que respeten tanto a las minorías como a ellos mismos

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