domingo, 22 de junio de 2008

Reflexiones mientras otros ven el futbol


Hoy he cumplido un año y medio de vida. Un año sabático de 18 meses. Todavía es pronto para juzgarlo y pronto para sentirlo con cierta perspectiva. Tiene que pasar bastante tiempo para poder analizar una situación sin caer en la impaciencia.
Un año y medio en el que he tenido tiempo para pensar en mi mismo. Sentirme el centro de mi propia vida y no ser el pañuelo de papel, que la gente usa y tira sin ningún rubor. No sé si es egoísta pensar en uno mismo, y no, como ha sido siempre, pensar en otras personas antes que en uno mismo.
La gente siempre se acerca a uno y quiere que seas como desean que seas. Debes dejar de ser tu mismo y comenzar a ser como te idealizan. Y si esto fuera positivo, si realmente diera frutos quizás no seria tan malo. Sin embargo da igual todos los esfuerzos que hagas para caer bien o ser la perfección que otros sueñan. Al final nada sirve para nada, y todo es un vivir el día para morir al día siguiente.
Y vivir requiere tensión, emoción, sentimiento. Y todo compartido y recíproco. Hoy día no tienen validez los convencionalismos y debemos exigir más. La amistad debe ser duradera, complice, sin limites. El amor debe ser sentimiento, pasión, lucha, vértigo y lágrima. La vida debe ser un camino hacia adelante, mirando atrás lo justo.
Parte de esas cosas las siento ahora mas proximas. Hace 18 meses no podía decidir en muchas cosas. Siempre el trabajo estaba ahí, no teniendo tiempo para muchas cosas que requerían paciencia, y dedicación. Unas veces llegabas cansado, y no podías hacer cosas que tu mente pedía. No podías complacer los deseos o las pobres experiencias que la mente pide. Incluso el cansancio y el sueño impedían ver una película, tener una conversación enfrentados a un café o simplemente intercambiar una mirada.
No quiere decir que el cambio de situación haya supuesto ese cambio radical. A veces no todo es tan fácil como un pensamiento que tenemos en un momento. Y es que todo tiene muchas, muchisimas variables.
Y es que todo necesita un complemento, como la mostaza a la salchicha o el pan al huevo frito. A veces uno falla porque no tiene la capacidad de respuesta. Otras veces tenemos todo lo que hace falta, pero falta otro complemento que no depende de uno. Siempre cuesta unir todo en uno solo. Siempre falla un aditivo, y puedes tener un buen café y no tener el azúcar que lo complemente.
Pero bienvenida sea la prueba. Bienvenido el cambio. Todo se andará. Todo llegará. Y sino llega queda el haberlo intentado. Haber puesto los medios, haber sabido comunicarlo, aunque a veces parece que hablemos diferentes idiomas.
....... Pero bueno, parece que mañana se hablará de como España juega la semifinal.

No hay comentarios: