sábado, 10 de mayo de 2008

Vuelve el otoño


Pasa un niño con un paraguas de cabeza de osito, con sus orejas incluídas. Una moto yace en la acera de enfrente, caída como símbolo de todos esos accidentes que cada fin de semana cuentan en las noticias. Dos personas esperan con resignación al 29 en la parada que veo desde la ventana. Al sonido del motor de los coches, se le suma el chasquido que producen al conducir sobre mojado. Algunos buscan los charcos para salpicar como si fueran adolescentes ávidos de tonterías.
Mis rosas caen víctimas del agua caída toda la noche. Mueren por todo, por el sol, la falta de agua o su exceso, las plagas de insectos o caracoles... muy delicadas para poder verlas en su esplendor.
Encienden sus luces la pastelería y el golosetes de enfrente, una tentación que cada día debo superar, no en vano ando 4 horas al día para conservar mi peso estable. Nadie entra a comprar porque nadie sale a la calle con esta lluvia, hay un horror de los zaragozanos a las calles mojadas.
Es una vuelta al otoño, cuando el verano y la expo se acercan. Pero me gusta y por eso escribo, me levanta el ánimo el olor a tierra mojada, las calles húmedas, este color y luz me sientan bien. Me gusta la lluvia aunque no mojarme....
Despues de una ducha caliente saldré a pasear como cada mañana, hoy con mi paraguas, aunque no tenga cara de osito.

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